Hace unos años había un pánico
exagerado hacia la llegada del Internet de las Cosas, dado que al prever tantísimos
dispositivos conectados a Internet parecería algo inmanejable.
Había diversos problemas, desde
la falta de conocimiento de qué es IoT, hasta la capacidad de los protocolos de
Red para manejar este volumen futuro de Información.
Cuando utilizamos Internet la
comunicación entre los diferentes elementos de la red y el ordenador o teléfono, se utiliza un
protocolo que denominamos Protocolo de Internet (IP, Internet Protocol).
En los últimos años,
prácticamente desde que Internet tiene un uso comercial, la versión de este
protocolo es la número 4 (IPv4). Cuando se diseñó IPv4, casi como un
experimento, no se pensó que pudiera tener tanto éxito comercial, y dado que
sólo dispone de 2^32 direcciones.
Por este motivo, y previendo la
situación, el organismo que se encarga de la estandarización de los protocolos
de Internet (IETF, Internet Engineering Task Force), ha trabajado en los
últimos años en una nueva versión del Protocolo de Internet, concretamente la
versión 6 (IPv6), que posee direcciones con una longitud de 128 bits, es decir
2^128 posibles direcciones, o
dicho de otro modo, 340 sextillones.
De este modo, el problema de la
capacidad de comunicaciones y manejo, está asegurado por mucho tiempo.
En lo referente al grado de
conocimiento, el reciente estudio sobre IoT, (Abril de 2018), determina algunos
puntos interesantes como los siguientes:
•
El 55% de las personas que respondieron a la
encuesta conoce y sabe lo que es el IoT y el 33% ha oído hablar de ello pero no
sabe qué es. El 12%, en cambio, no sabe lo que es o no lo había oído antes.
•
El 61% piensa que es beneficioso que la sociedad
y las cosas estén cada vez más conectada porque repercute en su ‘comodidad y
bienestar’; mientras que el 7% piensa lo contrario y el 33% que no lo tiene muy
claro.
¿Qué es lo que se conecta?:
Las aplicaciones de IoT más
conocidas son la SmartTV con el 64% de respuestas, los vehículos inteligentes
con el 55% y los wearables (relojes, zapatillas, ropa…) con el 52%. A
continuación, el 41% respondió conocer las neveras inteligentes y el 35% los
robots de limpieza.
En cuanto a las aplicaciones
menos conocidas, los productos que menos votos obtuvieron son las ciudades
inteligentes con el 16% de respuestas y los chatbots (IA) con el 7%. Por
último, el 2% no conoce ninguna.
De las aplicaciones que conocen,
el 74% ha usado la SmartTV. A continuación, el 50% afirma haber utilizado
accesorios wearables (relojes, zapatillas, ropa…) y el 36% robots (de limpieza,
de cocina…). A estos les siguen el 15% que ha utilizado vehículos inteligentes,
el 10% que ha usado neveras inteligentes y el 9% que ha usado los chatbots. Por
último, tan solo el 5% afirma haber estado en ciudades inteligentes.
Aplicaciones de IoT más útiles.
Los resultados fueron los siguientes:
•
Vehículos inteligentes 55%
•
Robots (limpieza, cocina, etc.) 54%
•
SmartTV 50%
•
Ciudades inteligentes 39%
•
Wearables (reloj, zapatillas, ropa…) 37%
•
Nevera inteligente 21%
•
Chatbots (IA) 9%
Esta es la base sobre la que
construir nuestra estrategia. Tal vez a algunos les haya parecido algo
farragoso, pero estaréis conmigo en que estos datos son importantes para
enmarcar una futura estrategia de Marketing basado en el Internet de la Cosas.
Los dispositivos que utilizamos
en nuestra vida cotidiana, como los relojes, coches, frigoríficos, televisores,
y neveras se transforman en objetos inteligentes, al ser interconectados. A
esto podemos sumarle las cámaras de vigilancia de las calles, los semáforos y
cualquier dispositivo susceptible de ser conectado electrónicamente.
Por tanto, el marketing basado en
el IoT es lo mismo que decir la utilización de toda clase de dispositivos, mas
allá de los ordenadores portátiles, del teléfono móvil y las tablets, es decir,
incluyendo también a los wearables. Mediante las comunicaciones, ahora no son
solo las personas sino que todo está conectado con todo. Y el marketing moderno
no puede ignorar esta tecnología multidispositivo a su alcance.
Hace muchos años, en la primera
mitad del siglo XX, las acciones de marketing eran bastante iguales y
repetitivas. Con los medios al alcance de la época, los expertos en marketing
se devanaban los sesos por hacer algo nuevo que atrajese la atención del
usuario por encima del resto de las marcas y consumidores. La radio, la prensa
y el incipiente uso de la televisión lograban unos anuncios, (por citar solo un
parte del marketing), con grandes similitudes, por lo que cuando había uno con
gran ingenio, calidad e impacto, el éxito estaba asegurado, y había algunos que
trascendían hacia la gente, de forma que se utilizaba para todo lo relacionado
con el tema.
Otra utilización del IOT la
encontramos definida muy claramente en el Ambient marketing, que aprovecha las
cosas del entorno cotidiano en el que nos movemos, integrándose con el mismo,
para crear y difundir el mensaje deseado.
No se trata de introducir un
elemento publicitario nuevo en el entorno, sino que a diferencia de otras
técnicas, el Ambient marketing se integra entre los elementos cotidianos,
(cosas) y los “reinventa” para darles una finalidad de mensaje publicitario.
Esto lo hace más atractivo, llamativo, y apenas o nada intrusivo respecto a
otras formas de marketing.
En lugar de la publicidad
intrusiva y no deseada por el consumidor, en el Ambient marketing se trata de
hacer partícipe al consumidor, creándole la sensación de que está implicado con
el mensaje mediante la utilización y ligeros cambios en los elementos donde se
mueve cotidianamente. Se utilizan elementos cotidianos existentes, como el
mobiliario urbano, paradas de autobuses, elementos accionados a distancia por
Internet que logran hacer que las personas le dediquen un tiempo de atención,
sin interrumpir su actividad natural, su ida al trabajo, a casa, al banco…
Igualmente dentro del IOT
incluimos el Street marketing, que es también una parte del denominado
marketing de guerrilla. La realidad es que la campaña deberá ser bastante
ingeniosa para lograr un mensaje impactante, desarrollándose, como en el caso
del Ambient marketing, sin estorbar el libre tránsito de las personas y que
logre que algo cotidiano se convierta en algo extraordinario. La innovación y
la espontaneidad son la clave, así como la capacidad de empatía para ponerse en
la piel del usuario, para hacer que el anuncio no solamente no le estorbe, sino
que sea capaz de distraerle y de mejorar su experiencia con el paisaje
cotidiano.
Además el Internet de las Cosas
ha hecho mucho más inteligente y analítico, si cabe, al marketing, dotándole de
herramientas que permiten analizar con mayor exactitud y sobretodo en tiempo
real a sus clientes y competidores. Estas cualidades que ha aportado el IOT al
marketing son:
Para que veáis a qué nos
referimos cuando hablamos de mezclar el marketing con el IOT y la ingeniería,
os dejamos a continuación varios ejemplos en los que podéis ver cómo grandes
marcas han creado verdaderas maravillas de marketing haciéndose valer de la
última tecnología. Os animamos a echarles un vistazo, pues son espectaculares.