jueves, 16 de junio de 2016

Las necesidades están ahí, y el marketing las identifica

Hay un principio básico del marketing, muchas veces ignorado, que dice: “el marketing no crea necesidades, las necesidades existen, y el marketing simplemente las identifica y las satisface”.

Como las necesidades existen previamente, entre las actividades reales del marketing se encuentra el detectar y desarrollar nuevos productos o servicios que se encaminen hacia la satisfacción de las necesidades del potencial consumidor.

Según Philip Kotler el  marketing es “el proceso social y administrativo por el cual los grupos e individuos satisfacen sus necesidades al crear e intercambiar bienes y servicios”.

El entorno donde se mueve este proceso de intercambio se denomina el mercado, y dentro del mismo se encuentran los dos factores del intercambio, cuya denominación técnica responde a la demanda, que es quién requiere productos o servicios para satisfacer sus necesidades, y la oferta para quién es capaz de satisfacerlas.

En consecuencia, las empresas se constituyen con el fin primario de proveer las soluciones, servicios o productos para satisfacer esas necesidades detectadas en las personas o entidades, mediante un proceso que se denomina intercambio. El intercambio ha evolucionado a lo largo del tiempo, desde el trueque utilizado en la antigüedad, donde se cambiaba directamente algo que alguien tiene y otro desea tener, por otro bien que uno necesitaba y el otro poseía y lo podía ceder, hasta la actualidad en el que el sistema de intercambio puede incluir productos, servicios o, sobre todo, dinero, para el logro del intercambio, siendo generalmente este último el más frecuente.

La labor del marketing es la consecución del beneficio para ambas partes, la empresa proveedora y el usuario o consumidor.

Esto nos conduce a las dos formas o enfoques diferentes de abordar el mercado: el enfoque de oferta y el enfoque hacia la demanda. En el primero, el proveedor o fabricante pone productos o servicios en el mercado e intenta venderlos. En el segundo enfoque se recogen las necesidades existentes en el mercado, a través de una investigación o estudio de la demanda, creando posteriormente productos que satisfagan las necesidades detectadas en el mercado.

El enfoque de oferta, propio sobre todo de los años de abundancia y sin crisis, puede parecer que no se ajustaría al principio del marketing que da origen a este post: “las necesidades no se crean, las necesidades existen, y el marketing simplemente las identifica y las satisface”. Pero eso solamente ocurriría si una empresa pusiese en el mercado productos o servicios no deseados, esperando su venta. Lo lógico es pensar que cuando la empresa ha decidido colocar un producto o servicio determinado en el mercado es porque ha realizado previamente un estudio del mercado en el que se ha detectado una carencia. Para esa carencia detectada, la empresa crea un producto o servicio, y el mercado lo acepta si el producto o servicio reúne las capacidades para satisfacer las necesidades o carencias detectadas previamente.

Nadie pondría en marcha una maquinaria productiva para ofrecer algo que no fuese a tener demanda. Lo que ocurre es que en el enfoque de oferta, muy válido en entornos emergentes, la necesidad latente puede estar oculta y el proveedor la da a conocer, como resultado de su investigación.

Así se han creado muchos productos o servicios, siendo uno de ellos, con enorme aceptación, el fax. Actualmente les parecerá anticuado a muchas personas, pero no olvidemos que a pesar de todos los medios electrónicos e informáticos actuales, el fax aún se sigue utilizando mucho. Pero en sus inicios fue una auténtica revolución: no hay más que imaginar el constante envío de documentos, físicamente, es decir a través de una persona o medio que los transportase, de una parte a otra, y por todos los lugares de un país o de todo el mundo. El hecho de que un aparato pudiese leer un documento y enviarlo de forma virtual a cualquier parte, sin necesidad de tener físicamente en las manos el documento original fue una auténtica revolución. El fax como equipo o conjunto parece una sola cosa, pero un fax es esencialmente un escáner de imágenes, un módem y una impresora combinados en un aparato especializado. El escáner convierte el documento original en una imagen digital; el módem envía la imagen por la línea telefónica; al otro lado, otro módem lo recibe y lo envía a la impresora, que hace una copia del documento original.

Los primeros faxes sólo escaneaban en blanco y negro, pero al mejorar la tecnología se pasó a la escala de grises y con los equipos multifunción se escanea actualmente en color.

Con la proliferación del ordenador personal en forma masiva, se creó también el software emulador de fax, que es un ordenador con fax/módem y el software adecuado para emular el funcionamiento de una máquina de fax. En los ordenadores con emulación de fax los documentos enviados y recibidos pueden almacenarse en el disco duro, pueden exportarse a formatos gráficos estándar y enviarse por correo electrónico, y los documentos recibidos solo se imprimen si es necesario, ahorrando papel.

Otro ejemplo de marketing revolucionario fue también el caso del teléfono móvil. Tampoco el marketing creó una necesidad, sino que la observación de que cuando una persona se encuentra itinerante, y no está ni en su trabajo ni en su domicilio, tiene que buscar una lugar público desde donde llamar, (cabinas telefónicas, cafeterías o bares), ya era un clarísimo indicio de que se necesitaba poder tener el medio de comunicación lo más cerca posible. En vez de hacer muchas más cabinas telefónicas, la solución más lógica parecería que fuera llevar el teléfono encima. Algo inconcebible en aquellos momentos, (de hecho, los primero “móviles” eran aparatos pesados y con largas antenas desplegables y corto alcance), llegó a hacerse realidad una vez que la necesidad se hizo patente con mayor claridad. Ejemplos de este tipo, podrían ponerse muchos. El marketing está para decirle a la empresa que hay una necesidad concreta no satisfecha en el mercado.

En definitiva, el departamento de marketing debe estar permanentemente atento a la evolución del mercado y a la detección de  nuevas necesidades. La empresa que sea capaz de crear primero los productos o servicios que satisfagan las necesidades del mercado será la empresa que pegue primero, y el que pega primero, pega dos veces.


Este es el verdadero enfoque del marketing. La detección precoz de una carencia o necesidad latente en el mercado nos permitirá poner en marcha la maquinaria para el éxito empresarial, con los siguientes pasos: propuesta de creación de un nuevo producto o servicio, y puesta en marcha del mismo y oferta al mercado, siendo los pioneros los que más y mejor provecho habrán de sacar, al menos inicialmente, del nuevo producto o servicio que nuestro departamento de marketing habrá detectado y aconsejado una solución allí donde antes había un problema, aunque muchas veces ese problema ni siquiera estaba aún detectado en aquel momento.

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