Al considerar la aplicación de
las técnicas de observación y de experimentación en el marketing, y
especialmente en el caso de las últimas, encontramos una fuente de conocimiento
previo de las reacciones del consumidor ante los condicionantes del
experimento. Al involucrar a las reacciones cerebrales ante los estímulos
creados por el marketing, se crea lo que se ha dado en llamar psicomarketing o
neuromarketing.
Según la Wikipedia, “el
neuromarketing consiste en la aplicación de técnicas pertenecientes a las
neurociencias al ámbito de la mercadotecnia, estudiando los efectos que la
publicidad y otras acciones de comunicación tiene en el cerebro humano con la
intención de poder llegar a predecir la conducta del consumidor. Se trata, por
tanto, de un tipo especializado de Investigación de mercados que utiliza
mediciones biométricas (actividad cerebral, ritmo cardíaco, respuesta de la
piel...) de los sujetos estudiados para obtener conclusiones”.
La diferencia con otras técnicas
anteriores es que se basa en reacciones reales medibles directamente en el
individuo analizado, con los equipos tecnológicos adecuados, en lugar de
basarse en lo que los usuarios dicen que hacen, dicen que piensan o dicen que
sienten, sino que la medición directa de sus propias reacciones, mediante
dispositivos tecnológicos, muestran lo que realmente sienten o piensan los
usuarios. Es decir, conocer lo que hay realmente entre la creación de un
estímulo y la reacción real de una persona.
Los que consideran que estas técnicas
pueden ser invasivas de la intimidad, han de tener en cuenta que los
experimentos son totalmente voluntarios. La persona ha de aceptar ser sometida
a estos aparatos que miden las reacciones de la mente, tales como los escáneres
o los electro encefalogramas (EEG), o los IRMF, (imagen por resonancia
magnética funcional), por lo que el experimento está claro que tiene que ser
voluntariamente aceptado. Conectados a estos aparatos, se reflejan en los
mismos las reacciones ante estímulos al presentarles productos, imágenes,
sonidos… y de esta forma extraer conclusiones bastante reales de la persona
ante los estímulos. Resumiéndolo, y como un simple ejemplo, se puede ver la
reacción medida en los aparatos conectados eléctricamente a la persona al
mostrarle un vaso de Coca Cola bien fresquita. Por supuesto, y compararlo con
la reacción ante otra bebida mostrada, para ver las diferencias.
Si a alguno le parece complicado
utilizar estas técnicas en el marketing, pensando que con unas entrevistas o
encuestas puede saberse todo lo que opina el consumidor, hemos de tener en
cuenta que esta toma directa de datos solamente aporta un 5% del valor real de
los datos, porque según algunos autores, como Gerald Zaltman en su libro en “How
Customers Think”, se estima que nada menos que el 95% de los pensamientos,
formas de aprendizaje y de los actos emotivos se producen en el inconsciente.
Es decir, solamente un 5% es fruto del proceso de la mente consciente o de lo
realmente percibido.
Cuando se realizan estudios de
mercado en los que se realizan preguntas y respuestas, las respuestas obtenidas
suelen provenir de la parte consciente del individuo, lo que les resta
espontaneidad, (aunque parezcan espontáneas), y por lo tanto, autenticidad. En
el caso de, por ejemplo, la experimentación o en la observación, el sujeto
tiene una respuesta más directa, con influencia de su mente consciente pero, en
ocasiones, posee tiempo suficiente como para permitir la entrada del
pensamiento inconsciente en el proceso de decisión.
De esta forma, la respuesta ante
preguntas formuladas puede ser alterada por el consumidor, de forma voluntaria
o involuntaria, mientras que en una toma de datos de las reacciones de la mente
ante un estímulo, tomados por los aparatos mencionados, sean escáneres, resonancias
magnéticas o cualquier otro, las reacciones no se ven manipuladas porque la
respuesta del cerebro se ve reflejada en la imagen tomada por los aparatos de
las diferentes partes del cerebro. También puede verse en la variación del
ritmo cardiaco u otras constantes.
Como se comenta en el libro El
Logomarketing, el marketing bien utilizado es una actividad muy completa y
amena, ya que abarca múltiples disciplinas. El buen experto en marketing tiene
a su disposición todos los avances de la tecnología, pero también las
capacidades disponibles de la psicología aplicada.
En los diferentes análisis sobre
el comportamiento de la mente se ha averiguado que el pensamiento consciente es
mucho
más lento que el inconsciente.
Si consideramos que en la
investigación de mercados la mayoría del conocimiento que se recoge para
conocer como piensan los clientes está basado en información obtenida a través
de sistemas “lentos”, por su implicación de diálogos o petición de reflexión,
como son las entrevistas, las reuniones de grupos, o la cumplimentación de
cuestionarios, tenemos como consecuencia una toma de datos lenta y poco
espontánea. Esto resulta tanto más problemático cuanto que se sabe que parte de
los procesos de compra se basan muchas veces en los caprichos o impulsos
espontáneos de las personas, que surgen en la mente inconsciente.
En post siguientes seguiré
intentando hacer ver que el marketing es algo en constante mutación, es decir, muy
vivo e interesante.
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