lunes, 9 de noviembre de 2015

¿El Departamento de Marketing, por favor?



Existe poca, poquísima, cultura de marketing, incluso en empresas grandes. Por razones lógicas de prudencia, y a pesar de mi larga experiencia con todo tipo de empresas, no voy a nombrar empresas grandes que han entrado, y más de una vez, en el error de recortar justo de donde no se debe, (no se puede, sería mejor decir). Pero lo hacen, y por tanto se puede, pero perjudicando seriamente al negocio.

A muchos puede parecerles rara la entrada de este post, porque todo el mundo sabe de marketing. ¿Sabe? Todos hablamos de marketing, pero otra cosa bien distinta es saber de que se trata y tener especialistas en la empresa.

Si entendemos el marketing como se debe, hemos de constatar que el marketing es algo más que una disciplina, más que una materia y, por supuesto, más que un departamento empresarial. El marketing es una filosofía, y ello quiere decir que engloba unas pautas de actuación o conducta. Por esa razón el marketing no debe ser cosa de un departamento de marketing aislado, como tal, sino que hay que imprimir en toda la empresa una cultura de marketing.

Actualmente, lo que está de moda es el marketing en Redes Sociales y parecería que hablar de marketing tradicional es anticuado. Pero eso es falso, ya que cualquier enfoque de marketing finalmente se apoyará en las 4 P, en los estudios de mercado, en el marketing mix, en definitiva, en los planes de marketing. En este punto la pregunta a realizarnos es si el marketing tradicional está fuera de lugar, si tenemos en cuenta los diferentes conceptos (enfoques) de marketing, que utilizamos en nuestro lenguaje habitual. (Marketing tradicional, emocional, intelectual, relacional, participativo, viral, participativo y de permiso). Todos son el mismo marketing, salvo el enfoque elegido para aplicarlo.

Y a pesar de lo que pueda comentarse en otros tratados de marketing, yo digo que el marketing tradicional sigue vivo. Podremos utilizar los enfoques que queramos en la empresa, pero el marketing tradicional describió unas  normas en sus inicios que son las  normas que rigen el marketing emprsarial, sea cual sea el enfoque utilizado.

Es como el automóvil, que sea cual sea el grado de avance al que hayamos llegado, lo tradicional es que tenga ruedas, dirección, motor, caja de cambios y un lugar de conducción. Que el motor sea eléctrico y que no contamine apenas, que tenga muchas ayudas a la conducción y diversos añadidos para mejorar la seguridad son avances que no excluyen que las partes necesarias de un automóvil descritas sean las tradicionales.

A ello hemos de añadirle el hecho de que todavía, en plena era 2.0/3.0, los anuncios en medios masivos siguen siendo útiles para dar a conocer nuevas empresas o productos, y para seguir manteniendo o mejorando la imagen de las empresas existentes. Por otra parte, los componentes o pilares del marketing siempre seguirán siendo el producto, el precio, la promoción y la distribución, las famosas y repetidas 4 P. Es decir no estamos hablando de una vuelta al pasado al considerar el enfoque tradicional, sino tener en cuenta que, sea cual sea el enfoque de marketing que deseemos utilizar, los conceptos de actuación seguirán teniendo como base al marketing tradicional.

Esto es, sencillamente, adaptación a los tiempos y a la tecnología existente. En varios de los post que he ido publicando de forma continua en mi blog, siempre dejo claro que si hay un concepto dentro del negocio que siga más fielmente a la evolución social, ese  es justamente el marketing. Si algo evoluciona, el marketing evoluciona con ello.

Por esto hemos de considerar que el marketing no es un departamento. Hay empresas con departamento de marketing, y otras que no tienen definido de forma clara ese departamento, o lo engloban dentro del departamento comercial u otros. Pero todas las empresas tienen marketing, de una u otra forma. El marketing es toda una filosofía empresarial, casi tan antigua como la vida en comunidad. Es decir, el puro trueque de cosas que existía en los albores de la humanidad ya era marketing. Que los fenicios introdujesen el dinero como unidad de cambio no fue sino un paso más, dentro de la evolución social.


Muchas veces decimos que en tiempos de crisis el marketing es el gran perjudicado. Es en gran parte cierto que ante las crisis se recorta rápidamente del presupuesto de marketing, y no solamente en las Pymes sino también en las grandes empresas. Si se reduce la inversión, (que no gasto), en investigación de mercados, en publicidad, en personas expertas en marketing, no hacemos sino agravar el problema existente. Es en esos momentos, en plena crisis o cambios, cuando la empresa ha de tomar firme el timón y gobernar con mano fuerte, y nunca deteriorar más la situación dejando de invertir en lo único que puede salvar a la empresa: el marketing.

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