La pirámide de Maslow procede su
obra “Una teoría sobre la motivación humana”, y nos describe una escala
ascendente de cinco tipos de necesidades, de forma que hasta no tener cubiertas
las inferiores no se puede o no tiene sentido acceder a las superiores.
El primer nivel de esta
pirámide es el cumplimiento de las necesidades más básicas, como son las fisiológicas,
necesarias para mantener la salud, tales como respirar, beber y comer. En este
nivel tenemos también la necesidad de dormir, descansar y el mantenimiento de
las constantes vitales. Este nivel establece un mínimo necesario sin el cual
difícilmente puede llegarse a otros niveles. Esto resulta lógico, porque si las
personas no tienen cubiertas estas necesidades mínimas, todos sus esfuerzos se
centrarán en lograr alcanzarlas, y es impensable tener ni un remoto acercamiento
a los siguientes niveles. Sin embargo, en muchos países del mundo las personas
se pasan mucha o gran parte de su vida intentando lograr tener cubiertas las
mismas, es decir, alcanzar al menos este nivel.
El segundo nivel de la
pirámide son las necesidades de seguridad y protección. Es la necesidad de
sentirse seguro y protegido, necesidad que surge tras una estabilidad en el
primer nivel, una vez cubiertas las necesidades fisiológicas. Esta necesidad de
sentirse protegido alcanza al aseguramiento de la salud, la integridad física,
la seguridad en el trabajo, de los ingresos y recursos vitales, y una seguridad
personal, familiar y de la propiedad. Aceptando que muchas personas logren
tener cubiertas las necesidades descritas en el primer nivel, inmediatamente
buscamos la seguridad, desde la propia seguridad física hasta el aseguramiento
de la salud y de los ingresos para poder subsistir. Esto implica la seguridad
en el trabajo, como medio de obtención de los ingresos, que suele
complementarse con el deseo de tener una casa en propiedad, en este segundo
nivel.
El tercer nivel de la
pirámide son las necesidades de afiliación y afecto, que tienen relación con el
desarrollo afectivo de las personas. Aquí encontramos la asociación,
participación y aceptación. Este nivel proviene de la necesidad de las personas de relacionarse, tener una
familia, tener amigos, formar parte de una comunidad o de alguna organización
social. Estas necesidades van desde el compañerismo, hasta la amistad y el
amor. La creación de una familia puede ser una consecuencia directa de haber
tenido cubiertas las necesidades del nivel anterior, siendo la mínima célula a
considerar dentro de los sentimientos de afiliación y afecto.
Además de la creación de una
familia, una ampliación lógica de los sentimientos de afiliación y afecto
continuaría con la creación y mantenimiento de amigos, vecinos y comunidades.
Los lazos de amistad se crean por afinidades entre personas, pero los vecinos
se crean por coincidencias locales. Claro que esas mismas coincidencias locales
crean necesidades localizadas, razón por la cual existen las comunidades de
vecinos, que se necesitan y se crean para la resolución de problemas surgidos
de la convivencia, forzada en la mayoría de los casos. Igualmente ocurre con la
creación de las asociaciones, tales como las de padres y alumnos en los
colegios, para solventar los problemas surgidos de la convivencia en las
clases, entre los alumnos, y entre los mismos y sus profesores o directores.
Formando parte también los padres de estas asociaciones, se logran todos los
puntos de vista necesarios para una mejor convivencia.
Un punto más adelante de las
necesidades de asociación y afecto de las personas hacen que se busquen muchos
más lazos entre ellas, como las asociaciones de antiguos alumnos, o de antiguos
empleados en las empresas. Las asociaciones deportivas o clubes, también nacen
de esta necesidad de las personas por la necesidad de afecto o pertenencia,
independientemente de que los fines de los clubes puedan ser lucrativos o no.
El grado teóricamente más perfecto dentro de este nivel, aparte de la familia,
lo constituyen los lazos de amistad.
En el cuarto nivel tenemos a la
necesidad de estima o reconocimiento, con dos niveles descritos por Maslow:
baja y alta. La necesidad baja es la necesidad del respeto de los demás, la
necesidad de lograr un estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención,
reputación, dignidad e incluso dominio.
La necesidad alta engloba a las
necesidades de respeto hacia uno mismo, incluyendo aspectos como la autoconfianza,
competencia, logros personales, independencia y libertad. Cuando no se logra
este nivel, en su categoría alta especialmente, pueden surgir los sentimientos
de inferioridad y autoculpa. Hemos de hacer notar que, con todo lo difícil que
pueda parecer el logro del nivel más bajo de necesidades, lograr el nivel de
estima respecto a nosotros mismos, (autoestima), es muchísimo más difícil.
No es fácil en este mundo lograr
que los demás nos otorguen su respeto, y menos aún lograr lo que se llama fama.
Lograr un reconocimiento, atención o cierta reputación puede ser alcanzable,
sobre todo si dominamos alguna especialización o habilidad. Pero si lograr
convencer a los demás de nuestras habilidades es complejo, lo cierto es que es más
fácil que convencernos a nosotros mismos.
Tal vez por esta razón, Maslow
consideró un nivel más alto de este cuarto nivel: el respeto hacia uno mismo,
la autoconfianza, nivel de competencia, logros personales, independencia y
libertad. Especialmente, las sensaciones reales de independencia y libertad son
difíciles de conseguir, aunque una personalidad madura y equilibrada puede
llegar a sentirse independiente y libre, incluso llegar a pensar que ha
alcanzado los logros personales propuestos, pero es un logro al alcance de muy
pocas personas. Es decir, este es un nivel muy difícil de completar, aunque
teóricamente es posible.
El quinto nivel de las necesidades
descrito por Maslow se refiere a la necesidad de autorrealización, más
complejo y al que Maslow definió de varias formas, como “motivación de
crecimiento” y “necesidad de ser”, además de autorrealización. Se trata de ser
“todo lo que se pueda ser”, de completarse al máximo como persona. Estas son
las necesidades más elevadas en una persona. Su logro significa el darle un
sentido a la vida y, a diferencia de los cuatro anteriores, no nos quedamos
satisfechos una vez que hemos alcanzado este nivel, sino que se puede llegar a
ser cada vez más exigente. Indudablemente, para llegar a este nivel, es preciso
tener cubierto los cuatro niveles anteriores, al menos hasta un punto razonable
que los haga parecer satisfechos.
De hecho, los cuatro primeros
niveles de necesidades son llamados por Maslow ”necesidades de déficit”,
mientras que al quinto nivel lo llamó, además de autorrealización como
“necesidad de ser”. La principal diferencia es que las necesidades de déficit
pueden ser satisfechas, mientras que la necesidad de ser es algo
permanentemente en crecimiento. Tal es así que el propio Maslow estima que tan
sólo un 2% de la humanidad podría estar realmente autorrealizada.
El marketing se apoyará siempre,
de una forma u otra, en la pirámide de Maslow, ya que tratará de ir llenando
los huecos desde la base hasta la cúspide de la pirámide.
Si tomamos como ejemplo el
marketing en medios sociales, que incluye algo tan importante como la gestión
de la reputación online, en este caso desde el punto de vista de la relación
entre la empresa y los usuarios, vemos que resulta idóneo para llenar los
huecos o necesidades de la pirámide de Maslow, sobre todo en la evolución de la
persona o empresa.
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