Con
lo amplio y complejo que es el marketing, (y muy interesante, la verdad),
resulta muy frecuente dentro de la empresas, “entender” de marketing. O pensar
que se entiende. A veces, en algunas empresas grandes que no se sabe que hacer
con una persona se le destina a marketing, Esto es muy duro decirlo, pero
ocurre demasiadas veces.
Lo
habitual es que el departamento comercial esté claramente delimitado, y en
numerosas ocasiones se “hace cargo” del marketing en empresas en las que no se tiene
el departamento delimitado como tal, o simplemente no existe. Entones el
marketing es un apéndice, (y el apéndice en los seres humanos es un órgano
inútil), del departamento comercial.
Esto
ocurre porque en el amplio contexto del marketing, manejar las “cuatro pes”
parece que es sencillo porque en lugar de enlazarse, se separan. El producto lo
crea la empresa, le pone un precio, lo distribuye y lo promociona, Aquí
solamente intervienen, en el peor y más frecuente de los casos, la fábrica o zona
productiva, (producto previo), el departamento de administración, (precio), y
el departamento comercial. (Lo vende y maneja la cadena de distribución).
Sin
embargo, el marketing, el verdadero marketing, del que constantemente vengo hablando en este blog, supone aunar todo
el esfuerzo del proceso en una combinación adecuada, regida o coordinada por un
departamento auténtico de marketing. Ese que a veces se ignora o no existe con
entidad propia.
Por
eso encontramos todavía actualmente muchas empresas diplodocus en las que el
marketing es básicamente una forma de comunicarse con el exterior. Y claro, se
basa en una publicidad mediante medios masivos. Vamos a por todos los usuarios,
les interese o no mi producto o mi mensaje. Es decir, mensajes intrusivos,
mensajes que requieren que el usuario, (potencial usuario), deje de atender a
lo que está haciendo para atender a un mensaje que, posiblemente, no le
interesa. Para evitar esto, hay que escuchar al usuario. Cuando el marketing es
marketing, es decir una filosofía empresarial, lo de menos es el departamento,
aunque es necesario que exista, porque incluye a toda la empresa. Pero lo
coordina el responsable de marketing. (No el de ventas, ni el financiero ni
ningún otro). De esta forma la orientación al cliente estará garantizada, sabiendo
quién es el cliente.
La
mayoría de las disciplinas se actualizan siguiendo a la tecnología. Esto en el
caso del marketing es también real, pero en menor medida. No hay que confundir
el párrafo anterior. La tecnología, por descontado, se aplica más o menos
inmediatamente, a todas las disciplinas. Pero en el caso del marketing el
paralelismo más claro es con la evolución social. Van muy de la mano. La
evolución de la sociedad y la del marketing van unidas. La tecnología es la herramienta
o soporte.
Ninguna
disciplina, artística o científica, puede ignorar la evolución social, pero en
el caso del marketing, siguiendo su evolución se puede ver claramente como es
fiel a la trayectoria social de una manera muy clara.
Uno
de los cambios sociales más notorios del escaso siglo XXI que estamos viviendo
es el de los social media online. La influencia de los medios sociales online
es tan intensa que el usuario ya no se fija en los
mensajes unidireccionales que les envían las empresas. Simplemente no los
atiende porque no se los cree. Es más, ni siquiera piensa que van
dedicados o dirigidos a él.
La
nueva generación de personas que se han educado chateando y participando en las
redes sociales online de forma natural, los nativos 2.0, consideran que su
opinión es tan importante o más que la de las empresas, y entran en los
diálogos, o los crean. Obviamente cuando se consigue la viralidad de un
comentario o una opinión sobre una empresa o producto se puede llegar a impactar notablemente
sobre la imagen de la empresa o producto. Si las empresas no están dentro del
juego no se enteran, o de repente no entienden qué ocurre con su imagen actual
o con el deterioro de sus ventas.
Eso
es marketing actual, marketing a la altura de la evolución de la sociedad,
marketing de vanguardia, por y con el cliente, y realmente para el cliente, que
se convierte en un actor más, que opina y redirige.
La
sociedad cambia, y el marketing cambia. Los que quieran seguir mandando
mensajes a ciegas, invasivos, sin entender al usuario… que sigan y tal vez se
estrellen, pero los que antes se actualicen antes conseguirán entender y
satisfacer al cliente. A un cliente corriente, como usted y como yo, que solo
desea que se le entienda, y se le ofrezca lo que necesita.
Y
para eso… primero hay que escucharlo.
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