Con
la mayor potencia y capacidad de los sistemas modernos de información, el
tiempo que tardan en cargarse las páginas Web es muy inferior al de hace
solamente 5 años. Este tiempo de retardo en las cargas de paginas de nuestro
interés producen lo que se ha dado en llamar “estrés Web”.
Hace
unos años se realizó un estudio para valorar el impacto del estrés
Web en las personas en su navegación Web. Aunque actualmente no sea tan
conflictivo, tres cuartas partes de los internautas que se enfrentan a estos
problemas de carga dicen que a causa de ello pierden productividad y tiempo, lo
que les conduce a una frustración en el desempeño de su trabajo, una situación
de moral más baja y una clara pérdida de productividad. Las expectativas online
no cumplidas son las que producen el llamado “estrés Web”.
Es
fácil deducir las desastrosas consecuencias que esto puede tener para las empresas
que comercializan productos a través de la nube. Sencillamente, y a
menos que posean un producto único, (algo muy raro hoy día), perderán
al cliente potencial en menos de un minuto. (Máxima espera de los
clientes durante un pedido, sin desistir). Pero la cosa va más lejos, ya que si
los sistemas TI son inadecuados, casi la mitad no recomendará a ese proveedor a
terceros, y más de un tercio considerarían dejarla. Esto demuestra que el nivel
de estrés es real.
Para
reforzar las ideas, ya que el estudio tiene más de cinco años de antigüedad, se
decidió realizar un experimento para revelar las reacciones reales de las
personas sometidas a ese tipo de experiencias negativas en sus conexiones a
Internet. Los análisis de ondas cerebrales realizados durante el experimento
determinaron que los participantes tenían que concentrarse hasta un 50% más
cuando utilizaban sitios Web que no funcionaban bien. Otros controles
visualmente apreciables, como los movimientos de los músculos faciales y el
análisis de comportamiento de los sujetos también manifestaron una mayor
agitación y estrés en esos periodos.
Los
voluntarios llevaron a cabo tareas en el ordenador tan habituales como buscar y
comprar un ordenador portátil y contratar un seguro de viaje. Según los
resultados obtenidos, se identificaron los dos puntos del ciclo de ventas que
generaban más estrés Web: la búsqueda de productos y servicios y
el proceso
de pago. Aunque para el experimento se solicitó a los voluntarios que
completaran las compras, en la vida real, más de un 75% de los potenciales
usuarios de esos servicios hubieran abandonado la página Web. Aunque parezca un
tanto exagerado, en el estudio se afirma que tras alcanzar un nivel alto de
estrés Web, los participantes tardaban hasta un minuto de media en volver relajarse.
Los
resultados de este estudio transmiten un claro mensaje: las empresas deben
reducir el estrés Web y mejorar la experiencia de la navegación por sus páginas
de los clientes, sin que solamente sean el diseño y la velocidad de conexión lo
único que importa, sino que también lo sea el buen funcionamiento de un sitio
Web, que depende del rendimiento de las aplicaciones en las que se apoya. Esto se
traducirá en un mejor servicio al cliente, mayor fidelidad a la marca y más ventas
en el futuro.
Las
experiencias realizadas demuestran que cuando una aplicación falla en la
navegación, tres cuartas partes de los consumidores europeos consideran responsable
del fallo al propietario del sitio, o en menor medida a la empresa que lo aloja.
También
se deduce de las investigaciones que si los consumidores se encuentran con
problemas en los sitios, cerca de un 40% se marcha a un sitio de la competencia
y otro porcentaje similar abandona la transacción sin finalizarla.
Lo
peor de esta experiencia es que menos de un 20% de los consumidores
europeos dice que informa a la compañía sobre el problema que se ha
encontrado en la Web, lo que significa que las empresas deben estar atentas y preocuparse
por sí mismas en comprobar la experiencia de la navegación en sus Web.
Como
comentaba en un post anterior, por si no teníamos suficiente estrés, nos
faltaba también el “estrés Web”. Si nuestra empresa realiza ventas por
Internet, el departamento de marketing deberá asegurarse, trabajando con el de
las Tecnologías de la Información de la empresa, que la capacidad de respuesta del
sistema en su conjunto es la adecuada para que no se produzca en el potencial
usuario un episodio de estrés Web.
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