Aunque no quiero hacer este post
demasiado teórico, creo que resulta imprescindible esbozar algunos datos
mínimos sobre qué es la comunicación.
La comunicación es un proceso en
el que un emisor transmite algo a un receptor, mediante un canal concreto y en
un contexto determinado. La información que se transmite constituye el mensaje,
y en determinadas ocasiones, se puede incluir un código. Resumiendo los
componentes:
•
Emisor. Quien envía el mensaje
•
Receptor. Quién recibe el mensaje
•
Canal. Medio de transmisión del mensaje
•
Mensaje. Información a comunicar
•
Codificación. Posibilidad de privatizar la
comunicación
•
Contexto. Entorno o circunstancias en el momento
de la comunicación
De aquí es fácil deducir que el
mensaje puede ser unilateral, o lo que es igual, sin respuesta, o bilateral,
que es el proceso idóneo de la comunicación.
Hay un axioma muy curioso en
comunicación, que es la imposibilidad de no comunicar. Aún no haciendo nada,
siempre se comunica. Según Paul Watzlawick, experto en comunicación, todo
comportamiento es una forma de comunicación. Como no existe una forma contraria
al comportamiento “no comportamiento” tampoco existe la “no comunicación”.
Toda comunicación tiene un nivel
de contenido y un nivel de relación, de tal manera que el último clasifica al
primero, y esto significa que toda comunicación tiene, además del significado
de las palabras, más información sobre cómo quiere ser entendido quien habla, y
cómo la persona receptora va a entender el mensaje recibido.
La comunicación humana implica
dos modalidades: la digital (verbal) y la analógica (no verbal): la
comunicación no implica simplemente las palabras habladas (comunicación digital
= lo que se dice); también es importante la comunicación no verbal (o comunicación
analógica = cómo se dice), lo que se refleja en la corporalidad que se utiliza
al de comunicarse, las señas, la miradas, etc.
Según Watzlawick, los fracasos en
la comunicación entre individuos se presentan, cuando:
•
Estos se comunican en un código distinto
•
El código en el que transmite el mensaje ha sido
alterado dentro del canal
•
Existe una falsa interpretación de la situación
•
Se confunde el nivel de relación con el nivel de
contenido
•
Existe una mala puntuación
•
La comunicación digital no concuerda con la
comunicación analógica
Por otra parte, la comunicación
entre individuos es buena cuando:
•
El código del mensaje es correcto
•
Se evitan alteraciones en el código dentro del
canal
•
Se toma en cuenta la situación del receptor
•
Se analiza el entorno en el que se encuentra la
comunicación
•
La puntuación está bien definida
•
La comunicación digital concuerda con la
comunicación analógica
•
El comunicador tiene su receptor
Tras estas premisas teóricas que
son buenas para conocer, y centrándonos en el marketing, Un buen mensaje
de comunicación, (AIDA), tiene que buscar:
•
Atención
•
Interés
•
Deseo
•
Adquisición
El mensaje emitido debe lograr la
atención del potencial consumidor. En caso contrario, el mensaje es inservible.
Si queremos que el mensaje sea positivo, además de captar la atención deberá
atraer un interés sobre lo que se transmite. Estas dos etapas son absolutamente
imprescindibles para lograr las dos siguientes, donde debe lograrse el objetivo
perseguido, que no es otro que lograr que nuestro producto o servicio sea
conocido, para ser adquirido, para lo cual esas dos fases primeras deberán
conseguir que las siguientes, y especialmente la última, sean el fin necesario
para que un mensaje de comunicación sea realmente útil. Por tanto, tras haber
logrado captar la atención de la persona, y estimulado su interés, el paso
siguiente es hacer que sienta deseo por poseer el producto o servicio ofrecido
en el mensaje y, definitivamente, este deseo siempre debería llevar a la adquisición
del mismo.
La creación del mensaje de
comunicación deberá cumplimentar los requisitos del proceso de compra.
El proceso de compra parte de que
en la mente del consumidor deben producirse cuatro acciones, (que enlazan con
los objetivos que ha de cumplir el mensaje de comunicación). Estas fases son:
·
Reconocimiento de una necesidad (Enlaza con el
proceso de atención)
·
Búsqueda de una solución (Enlaza con la fase de
interés)
·
Evaluación de alternativas (Enlaza con la fase
de deseo)
·
Decisión de compra (Fase de adquisición)
Si no hay una necesidad, aunque
sea latente, es imposible la compra. Cuando un potencial consumidor detecta que
tiene una necesidad, el siguiente paso que habrá de dar es intentar buscar una
solución, para lo cual evaluará las alternativas que hay en el mercado y, tras
la misma, proceder a la decisión de adquirir el producto o servicio que
satisfaga su necesidad, en la mayor medida posible.
Es decir, el mensaje de
comunicación nace de las necesidades reales de un potencial consumidor, que buscará soluciones a su
necesidad. Si las soluciones existen en el mercado, el mensaje de comunicación
le dirá al consumidor las soluciones que le propone. Si se diese el caso de que
no existen soluciones para los deseos del consumidor, la empresa buscará el
producto que mejor se adapte a dichas necesidades, o si es posible lo creará
para satisfacerlas del todo.
Consecuentemente, la comunicación
empresarial deberá contribuir al conocimiento de los productos o servicios del
mismo de la empresa o marca, debe hacer énfasis en las características
diferenciadoras respecto a la competencia, y además mantener el posicionamiento
y prestigio de la marca en el verdadero público objetivo.
A todos nos viene a la cabeza, en
primer lugar, la publicidad como forma de comunicación empresarial. Sin
embargo, existen muchas formas de comunicación, entre las cuales pueden
destacarse las siguientes:
·
Publicidad
·
Relaciones públicas
·
Patrocinio y mecenazgo
·
Promoción
·
Merchandising
·
Marketing directo
·
Internet
El destinatario de los mensajes y
acciones de las empresas es el cliente, pero esto no es tan
sencillo, ya que dentro de este concepto encontramos que las acciones de
comunicación y marketing serán diferentes según hacia donde queramos
dirigirlas. Estas categorías de colectivos o personas hacia las que canalizar
las acciones son las siguientes:
• Iniciador
• Prescriptor
• Decisor
• Comprador
• Usuario
Lo vemos con más detalle,
entendiendo que el iniciador, que a veces es el propio consumidor, es el que
primero percibe la necesidad o carencia. Por otra parte tenemos la figura del prescriptor
que suele ser una persona conocedora de la oferta existente y que por tanto su
opinión suele tener bastante valor en la posible decisión final de compra. El decisor
es el que finalmente decide la compra, sea o no el consumidor o usuario final
del producto. El comprador es el realiza el acto mismo de la compra, y puede
coincidir o no con el decisor, ya que es una figura diferente de actuación en
el proceso. Finalmente el usuario o consumidor es que recibe
el bien, mercancía o servicio y lo utiliza.
Si definimos con un ejemplo estos
papeles quedarán más claros, aunque varían bastante si el cliente es una
persona o es una empresa. En una empresa los roles pueden estar bastante más
marcados que en el caso de un cliente particular o personal, en cuyo caso la
mayoría de los papeles pueden centrarse en uno sólo, o en pocos.
Veamos el caso de una
empresa, que necesita una impresora en el departamento de contabilidad.
El iniciador será el director del departamento de contabilidad, que ha
detectado esta necesidad. El prescriptor en la empresa posiblemente sea el
responsable de informática, que es el que conoce los productos y las marcas más
adecuados. El decisor será el director financiero de la empresa, o bien el gerente,
ya que son los que deciden o autorizan la compra. El comprador es quien realiza
la compra, que puede ser el departamento de compras de la empresa, y quién le
aportará el producto recibido al departamento correspondiente. Finalmente, el
usuario o consumidor será el departamento de contabilidad, que fue el que
detectó la necesidad y solicitó el producto. No obstante, en otras ocasiones,
el usuario no es el que ha detectado la carencia, sino que esta ha venido
aconsejada por otro departamento, tal vez el de informática, que en este caso
haría de iniciador. Según la empresa, variarán los roles dentro de la misma.
Veamos ahora el caso de un usuario
particular, y ver también los diversos roles, coincidentes o no con el propio usuario. El caso más
sencillo es de una persona joven, soltera, autosuficiente económicamente, que
vive en un apartamento individual, y que necesita una chaqueta. Él mismo podría
ser el iniciador, prescriptor, decisor, comprador y usuario. O puede ser que
tenga algunas dudas para elegir la chaqueta, en cuyo caso el prescriptor puede
ser el dependiente de la tienda, o una revista donde haya visto el producto que
quería, por citar algún ejemplo. Sin embargo, incluso en el plano del comprador
personal individual puede haber una mayor separación de roles. Pensemos en esa
misma persona joven, pero que vive en la casa de sus padres, y aún depende
económicamente de ellos. En este caso, para la elección de la chaqueta, el
ciclo del proceso de compra podría ser ahora como sigue: El iniciador puede ser
un amigo o amiga del/la joven que ha visto una chaqueta muy bonita, a un precio
de oferta en un escaparate. El prescriptor puede ser en este caso un amigo de
los padres, que trabaja en la confección y tiene conocimientos para opinar
sobre la conveniencia de adquirir ese artículo en concreto o sugerir otros. El
decisor puede ser el padre o la madre, que ven conveniente o desaconsejan el gasto en ese momento. El
comprador puede ser la madre y, finalmente el usuario será el chico o chica que
ha de llevar la nueva chaqueta.
Si he puesto estos ejemplos,
totalmente arbitrarios pero frecuentes, es porque la empresa proveedora deberá
saber donde ha de dirigir sus acciones de marketing y comunicación.
No siempre ha de dirigirse el mensaje a un colectivo concreto, puede que deba
dirigirlo a varios, y al ser diferentes las circunstancias también será
diferente el propio mensaje de comunicación.
Os pongo el ejercicio siguiente:
elegir cualquier mensaje de comunicación que queráis, (por ejemplo, alguno que
veáis en televisión), e intentad ver hacia quién se ha dirigido, y ver si lo
consideráis correcto, o si vosotros lo hubierais orientado de otra forma. Puede
ser una buena práctica.