La
publicidad es una de las formas de comunicación más utilizadas en marketing, y
consiste en la aplicación de un
conjunto de técnicas de comunicación orientadas a convencer al potencial
usuario de las características positivas de un producto o servicio, o bien pata
potenciar la imagen de la empresa o de una marca en general.
Una
publicidad bien aplicada deberá estar apoyada por la realización previa de un
análisis de mercado, para conocer el entorno en que se mueve los tres factores
a considerar, la empresa, la competencia y el consumidor o usuario.
Una
investigación en el mercado debería ser seguida por un análisis DAFO de la
empresa, (DAFO = Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), de forma
que conozcamos los puntos fuertes de la misma para destacarlos y favorecer la marca
y la venta de sus productos y servicios, y por el otro lado, ser capaz de sacar
el máximo partido posible en la minimización de los puntos débiles.
Ciñéndonos
al objeto de este post, para una buena campaña de publicidad, además de los
conceptos mencionados anteriormente, hay que tener en cuenta siempre el ciclo
de vida del producto o servicio, ya que la publicidad variará enormemente según
el momento en que se encuentre la empresa y, especialmente, de la fase del
ciclo de vida del producto a comercializar, puesto que los objetivos
publicitarios se crearán en función del ciclo de vida del producto y se aplican
de forma diferente según la fase en que se encuentren.
Las
fases del ciclo de vida de un producto, que determinan las acciones que hay que
realizar por el marketing son las siguientes:
·
Fase
de introducción
·
Fase
de crecimiento
·
Fase
de madurez
·
Fase
de declive
Fase
de introducción
En esta fase hay que dar a
conocer el producto, es conveniente realizar demostraciones del prueba,
buscando provocar una disposición
hacia la compra, y hay que involucrar al canal de distribución.
Fase
de crecimiento
Durante
la fase de crecimiento, el producto ya es conocido en muchos ambientes, pero hay
que continuar dando a conocer las ventajas del producto, reforzar los puntos
fuertes del producto, crear un hábito de compra entre los clientes y dar a conocer
el posicionamiento del producto en el mercado.
De
esta forma reforzamos la imagen de un producto o servicio al que dimos a
conocer en la fase de introducción. Pero resulta bastante necesario reforzar en
esta fase todo lo conseguido en la primera.
Fase
de madurez
Cuando
se alcanza la fase de madurez, el producto se vende “sólo”, pero para que todo
siga adelante, es muy necesario hacer algunas acciones como: publicidad de
refuerzo del producto (impedir el olvido), mantenimiento del hábito de compra
(asiduidad de compra) y efectuar un análisis de comportamiento del cliente. De
esta forma evitaremos sorpresas.
Fase
de declive
Cuando
un producto alcanza la fase de declive, lo hace por diversas razones, por que
se ha quedado anticuado o porque el mercado ofrece mejores soluciones o
productos dentro del entorno y de los precios en que nos movemos.
Por
tanto, antes de descatalogar el producto, y para obtener los mayores beneficios
posibles, deberíamos realizar acciones tales como: reducción paulatina de la
publicidad, creación de nuevas
utilizaciones del producto, hacer un análisis de comportamiento del cliente,
y promocionar la compra repetitiva.
Eso
sí, tan pronto como un producto o servicio haya llegado a su fase de declive, debemos
tener un producto sustitutivo, con mejores características que el anterior,
para ponerlo en el mercado antes de la eliminación del anterior, o de la etapa
de coexistencia de ambos.
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