En
los dos post inmediatamente anteriores a este expuse el Marketing y estrategias
recomendables en el caso de la orientación al precio, en el primero, y en el
caso de la orientación al producto, en el siguiente.
Se
dice que no hay dos sin tres y sé positivamente que la exposición no quedaría
completa sin dedicar un tercer post a la estrategia basada en orientación al cliente.
Tal
vez sería bueno considerar como punto de partida que una buena estrategia de
marketing basada en el cliente tiene enfoques muy concretos y preferentes. Por
ejemplo, en estas estrategias preferiremos mejor el Inbound marketing que el
Outbound marketing. Como segunda observación, definiremos como preferente al marketing
relacional, y la tercera es que en una cultura empresarial con
orientación al cliente, todas las personas de una
determinada empresa trabajan para el cliente. No es solo un departamento, sino
toda la empresa. Eso es orientación al cliente.
Recordemos
que llamamos Inbound marketing a las estrategias que utilizan técnicas no
intrusivas para captar la atención de los posibles futuros clientes mediante la
aportación de valor añadido e información suficiente como para atraer a los
interesados y que sean ellos mismos los que soliciten la información al
proveedor. Es decir, buscamos la iniciativa del cliente, en lugar de
bombardearle con información no solicitada. Por esta razón, al Inbound
marketing suele llamársele marketing de atracción y está basado
en diversos soportes de acción como el marketing de contenidos, el SEO y el
marketing en redes sociales, considerándose además herramientas tales como los
Blogs, videos, eBooks, el PPC, (Pay Per Clic) y analíticas Web.
El
proceso empresa-cliente consta de 4 fases, que convierten al desconocido en cliente
fiel, de la forma siguiente:
Atraer
® Convencer ® Cerrar ® Fidelizar
De
esta forma, se logra que un posible usuario pase por las siguientes etapas:
Desconocido
® Interesado ® Prospecto ® Cliente ® Prescriptor
En
los pasos clásicos del proceso de compra ahora es el usuario quien se debe sentir
atraído por la empresa o
los productos y es entonces cuando establece el contacto, siendo él quién toma
la iniciativa.
Las
actividades de Inbound marketing son generalmente de mucho menor coste que las
del Outbound marketing, aunque requiere bastantes horas de trabajo y dedicación.
Es
muy importante considerar que en una empresa con marketing orientado al
cliente, los clientes en la empresa no son solamente los externos, los que
compran nuestros productos, sino que todas las personas que constituyen la
empresa son también clientes.
En
definitiva, la orientación al cliente además de considerar como clientes al
resto de los integrantes de la empresa, tiene la filosofía de base de hacer
entender a todas las personas que
el objetivo de su trabajo es la satisfacción del cliente final, y cuanto más
arraigado esté en la mente de las personas que trabajen en la empresa, más
acertado será el enfoque real de las actividades, “con orientación al cliente”.
Sabemos
que existen dos maneras básicas de provocar la compra en el potencial cliente:
Las técnicas de impulsión de la compra (pull, en inglés), y las técnicas de presión
del cliente (push, en inglés), generalmente masiva y no deseada. En nuestro
caso, el marketing con orientación al cliente, la elección indudable es la de
las técnicas
pull, como en el caso del mencionado Inbound marketing. Es la técnica
de convencimiento
de cliente.
Se
basa en el principio de que los consumidores primero deben dar su permiso (opt-in)
en vez de tener que rechazar (opt-out) después de que la publicidad haya sido
enviada. Todo ello logra un uso más eficiente de los recursos, ya que el
marketing no será dirigido a personas que no están interesadas en el producto.
Es una técnica basada en el concepto de marketing uno-a-uno. Para esto debemos conocer
al cliente.
Es
por eso que el marketing orientado al cliente radica en que una empresa debe
aprender a sentir como sus clientes, en lugar de intentar hacer que los
clientes piensen como ella. De esta forma se logra una cierta afinidad
empresa-cliente, y se aumenta el compromiso del cliente con la empresa y se
consigue que el cliente sienta la necesidad de seguir comprando sus productos o
la marca. La compra es el efecto de una doble decisión, racional y emotiva.
El
marketing orientado al cliente ha de ser un marketing de permiso, (permission
marketing), que exige que se solicite permiso a los consumidores antes de
enviarles los mensajes. Esta forma de actuación requiere que el cliente
potencial haya dado permiso explícito para enviar un mensaje de promoción (por
ejemplo, un correo electrónico o solicitud de catálogo) o permiso implícito
(por ejemplo, consultar un motor de búsqueda).
Ya
que entendemos que el permiso es una premisa necesaria para que un mensaje sea
siempre bien recibido, ahora falta saber cómo conseguir el permiso. Existen
diversos métodos, siendo los más habituales el lograr, por ejemplo, las
direcciones de email a cambio de algo, que generalmente suele ser ofrecer
descuentos, o descargas de algo concreto que le interese al usuario. (Juegos,
programas, ebooks, suscripción gratuita a una revista electrónica, sorteos
diversos).
A
recordar que el permiso obtenido por este intercambio no es una patente de
corso para enviar mails indiscriminados a ese usuario. El permiso se concedió
para el objeto concreto del intercambio, (salvo que en las condiciones se diga
que pueden disponer del mismo para enviarte todo lo que sea, y que haya sido
aceptado), y no para toda clase de envíos, lo que sería un abuso.
Si
hay un permiso por medio, lo que le envías a la persona es algo que entra
dentro de lo que realmente le
interesa. Te comprará o no, pero al menos sabremos que le interesa, y que atenderá
al mensaje, aunque luego no sea lo que realmente esperaba o no desee adquirirlo
en ese momento. El porcentaje de rechazos es muchísimo más bajo con el
marketing de permiso que en los indiscriminados. Tanto es así, que ante una
campaña de email marketing indiscriminada, por ejemplo, el índice de respuesta,
(retorno útil), es inferior a un 1%, mientras que en el mail de permiso se
alcanzan niveles de respuesta superiores al 20%.
Para
la realización del marketing orientado al cliente, resulta recomendable hacer
una selección de los clientes existentes. Una de las formas de seleccionar a
los clientes para la realización de las acciones es mediante un análisis de la
cartera de clientes desde un doble punto de vista: histórico y potencial. De
esta forma se crea una matriz en la cual se obtienen tres tipos de clientes:
los de bajo potencial, los de medio potencial, y los de alto potencial. Es decir,
un cliente que en el pasado ha aportado beneficios, y se prevé que tenga un
potencial futuro adecuado, formará el grupo de los clientes de alto
potencial. Un cliente que ha dejado pocos beneficios, o incluso
pérdidas, y cuyo potencial futuro no tiene visos de cambiar, será un cliente de
bajo
potencial, posiblemente eliminable de la base de datos. Y finalmente, los
clientes de potencial medio se obtienen a través de los cruces que nacen de
sus valores en el pasado histórico y el potencial futuro.
Estos
dos orígenes serán: clientes con bajo nivel de beneficios aportados, pero que
poseen un potencial interesante, o bien clientes que en el pasado han aportado
beneficios aceptables a la empresa pero que en el análisis potencial parece que
son poco proclives a general buenos beneficios futuros. Puede elegirse desechar
los de bajo potencial, o nulo, o bien realizar tímidas acciones iniciales para
confirmar tendencias. En el caso de los clientes de alto potencial, éstos
habrán de ser mimados y tenidos muy en consideración en las acciones
marketing uno a uno. Finalmente, se puede proceder a una segunda selección de
los clientes con potencial medio, para decidir si realizar acciones selectivas
y constantes con estos clientes. Estas clasificaciones necesitan de un
mantenimiento constante, para que no se queden anticuadas por falta de
actualización de los datos.
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