Nadie quiere ni desea lo que no
conoce. Por eso el objetivo inicial del marketing es dar a conocer. Dar a
conocer ¿qué? La empresa, la marca, el producto o el servicio.
Hay dos procesos base en el
marketing, generalmente consecutivos, y que son el proceso de comunicación y el
proceso de compra. En este post veremos
el proceso de compra, pero sin ignorar su indispensable fase precedente, el proceso de comunicación.
el proceso de compra, pero sin ignorar su indispensable fase precedente, el proceso de comunicación.
Para este proceso, conocido en el
argot
de marketing como AIDA, (por sus iniciales de
Atracción, Interés, Deseo y Adquisición), hay que dar a conocer el producto o
servicio, o bien la marca o empresa.
El mensaje emitido debe lograr la
atención del potencial consumidor, sino, el mensaje es inservible. El mensaje
debe captar la atención, y provocar un interés sobre lo que se comunica.
Estas dos etapas son absolutamente imprescindibles para lograr las dos siguientes
ya que, tras haber logrado captar la atención de la persona y estimulado su
interés, el paso siguiente es hacer que sienta deseo por poseer el
producto o servicio ofrecido en el mensaje y, definitivamente, este deseo
siempre debería llevar a la adquisición del mismo.
Aunque son procesos diferentes,
la creación del mensaje de comunicación deberá realizarse para cumplir los
requisitos del proceso de compra. Para lograrlo, en el consumidor
potencial deben producirse cuatro acciones, que se describen a continuación y
se ve su enlace con el mensaje de comunicación.
1. Reconocimiento
de una necesidad (Enlaza con el proceso de atención)
2. Búsqueda
de una solución (Enlaza con la fase de interés)
3. Evaluación
de alternativas (Enlaza con la fase de deseo)
4. Decisión
de compra (Fase de adquisición)
Si no hay una necesidad, aunque
sea latente, es imposible la compra. Cuando un potencial consumidor detecta que
tiene una necesidad, el siguiente paso que habrá que dar es intentar buscar una
solución, para lo cual evaluará las alternativas que hay en el mercado y, tras
la misma, proceder a la decisión de adquirir el producto o servicio que
satisfaga su necesidad, en la mayor medida posible.
Entonces tenemos claro que hay
que emitir unos mensajes que conduzcan al proceso de compra. Y posiblemente
todos pensaremos que siempre hay que dirigir el mensaje al consumidor potencial. Hacerlo únicamente
así puede ser un error, incluso importante, ya que en el proceso de compra
aparecen otras figuras que nunca debemos olvidar.
No siempre el mensaje ha de ir
destinado a un determinado tipo de usuario, sino que existen diversas personas
sobre las que llamar la atención de los productos, o de la marca. Por esta
razón, las acciones de comunicación y marketing serán diferentes según hacia
donde queramos dirigirlas.
Estas categorías de colectivos o
personas hacia las que canalizar las acciones son las siguientes: Iniciador,
Prescriptor, Decisor, Comprador y Usuario.
El iniciador, aunque a veces
coincida con el propio usuario, es el que primero percibe la necesidad o
carencia. El prescriptor suele ser una persona conocedora de los productos o
necesidades del mercado para paliar las necesidades detectadas, y por lo tanto
su
opinión suele tener bastante valor en la posible decisión final de
compra. El decisor es el que finalmente decide la compra, sea o no el
usuario final del producto. El comprador es el realiza el acto de
la compra, y puede coincidir o no con el usuario o el decisor, ya que es una
figura diferente de actuación en el proceso. Finalmente el usuario es que recibe el
bien, mercancía o servicio y lo utiliza.
Lógicamente, estos papeles varían
bastante si el cliente es una persona o es una empresa. Veamos el caso de una
empresa, que necesita una impresora en el departamento de contabilidad. El
iniciador será el director del departamento de contabilidad, que ha detectado
esta carencia. El prescriptor en la empresa posiblemente sea el responsable de
informática, que es el que conoce los productos y las marcas más adecuados. El
decisor será el director financiero de la empresa, o bien el gerente, ya que
son los que deciden o autorizan la compra. El comprador es quien realiza la
compra, que puede ser el departamento de compras, y será quién le aporte el
producto al departamento correspondiente. Finalmente, el usuario será el
departamento de contabilidad, que fue el que detectó la necesidad y solicitó el
producto. No obstante, en otras ocasiones, el usuario no es el que ha detectado
la carencia, sino que esta ha venido aconsejada por otro departamento, tal vez
el de informática, que en este caso haría de iniciador. Según la empresa,
variarán los roles dentro de la misma.
Si llevamos ahora el proceso a un
usuario particular, podemos ver también los diversos roles, coincidentes o no con el propio usuario. El caso más
sencillo es de una persona joven, soltera, autosuficiente económicamente, que
vive en un apartamento individual, y que necesita una chaqueta. Puede ser que
él mismo sea el iniciador, prescriptor, decisor, comprador y usuario. O puede
ser que tenga algunas dudas para elegir la chaqueta, en cuyo caso el
prescriptor puede ser el dependiente de la tienda, o una revista donde haya
visto el producto que quería, por citar algún ejemplo. Sin embargo, incluso en
el plano del comprador personal individual puede haber una mayor separación de
roles.
Pensemos en esa misma persona
joven, pero que vive en la casa de sus padres, y aún depende económicamente de
ellos. En este caso, para la elección de la chaqueta, el ciclo del proceso de
compra podría ser ahora como sigue: El iniciador puede ser un amigo o amiga
del/la joven que ha visto una chaqueta muy bonita, a un precio de oferta en un
escaparate. El prescriptor puede ser en este caso un amigo de los padres, que
trabaja en la confección y tiene conocimientos para opinar sobre la
conveniencia de adquirir ese artículo en concreto o sugerir otros. El decisor
puede ser el padre o la madre, que ven
conveniente o desaconsejan el gasto en ese momento. El comprador puede
ser la madre y, finalmente el usuario será el chico o chica que ha de llevar la
nueva chaqueta.
Si he puesto estos ejemplos,
totalmente arbitrarios pero muy frecuentes, con sus múltiples variantes, es para
que sepamos hacia donde hemos de dirigir las acciones de marketing y
comunicación y este blog pretende dar una orientación completa. No siempre ha
de dirigirse el mensaje a un colectivo concreto, sino que este será variable, y
las circunstancias serán diferentes, así como el propio mensaje de
comunicación.
Concretamente en el caso de los
iniciadores, y también para los prescriptores, aparece la figura de los líderes
de opinión, que son personas que se erigen con gran facilidad en iniciadores y
prescriptores.
La figura del iniciador o
prescriptor se ve fuertemente potenciada por el papel de Internet y de las
redes sociales.
El marketing puede resultar algo
complejo, pero estando debidamente formados y considerando todas las perspectivas,
el marketing es algo genial.
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