En este Blog no sólo debe tener
cabida la teoría, sino que los casos prácticos deben tener una gran importancia
para hacerlo más útil.
En general, así intento hacerlo
en los posts, aunque no sean casos prácticos como tales, pero pretendo que quede
claro que la manera en que están descritos los hacen prácticos, en el sentido
de su utilidad y aplicación inmediata, en la mayor parte de los casos. En el
post de hoy he creído oportuno dedicarlo monográficamente a la publicidad.
Aunque es totalmente falso, para
muchos profanos se equipara el marketing con la publicidad, dando a entender
que hacer marketing es hacer publicidad.
La publicidad es un elemento más
de los que integran la tecnología del marketing. La publicidad forma parte de
la cuarta P del marketing tradicional: la promoción. En una definición
sencilla, la publicidad consiste en la aplicación de un conjunto de técnicas de
comunicación orientadas a convencer al potencial usuario de las características
positivas del producto o servicio, además de potenciar la imagen de la empresa
en general.
La publicidad deberá aprovechar
tras haberse realizado un análisis DAFO de la empresa, (Debilidades, Amenazas,
Fortalezas y Oportunidades), los puntos fuertes de la misma para destacarlos y
favorecer la venta de sus productos y servicios, así como ser capaz de sacar el
máximo partido posible en la minimización de los puntos débiles.
Podemos complementarlo con la
definición de Wikipedia, que dice que la publicidad es una forma de
comunicación que intenta incrementar el consumo de un producto o servicio,
introducir una nueva marca o producto dentro del mercado, mejorar la imagen de
una marca o mantener mediante técnicas de recuerdo un producto o una marca en
la mente del consumidor. Esto se lleva a cabo a través de campañas que se
difunden en los medios de comunicación siguiendo un plan de comunicación
preestablecido.
En la determinación de una
campaña de publicidad, hay que tener muy en cuenta que la publicidad variará
enormemente según sea un producto o servicio lo que deseamos comunicar, así el
momento en que se encuentre la empresa y, especialmente, de la fase del ciclo
de vida del producto a comercializar.
Si se trata de un producto, los
objetivos publicitarios pueden centrarse en las virtudes del producto, tales
como la imagen, la calidad y la garantía, y aprovechar la imagen de la empresa
o marca, si es factible. En el caso de un servicio se caracteriza por una
tremenda heterogeneidad en los mismos, lo que dificulta la aplicación homogénea
de políticas de publicidad en este entorno. Por estas razones, los servicios
requieren una estrategia de diferente a la del mercado de productos. En
general, hay dos tipologías diferentes, cada una con su tipo de publicidad:
cliente acude al servicio, o servicio acude al cliente.
En el primer caso, que cliente
acude al servicio, se encuentran el cine, teatro, peluquería y otros similares
para lugar único, siendo las cadenas de restaurantes (McDonald's, Burger King)
o la red de autobuses o trenes las que consideran lugares múltiples.
Cuando es el servicio el que va
al cliente, se considera lugar único cuando el servicio se desplaza a un lugar para
un usuario concreto, como puede ser cuando se llama a un fontanero, y lugar múltiple
en el caso de un cartero, que reparte a todos.
En cuanto a la publicidad para las
empresas de productos, se publicita el producto y sus cualidad, aunque se puede
reforzar con la imagen de marca, pero en caso de las empresas de servicios, la
publicidad involucra a toda la empresa, y generalmente lo que se comunica es la
imagen, las señas de identidad corporativa, por lo que el apoyo de los
edificios y cómo están diseñados o su decoración interior, forman parte de esta
comunicación corporativa. Las empresas de servicios, en general, tienen mejores
o diferenciados edificios, ya desde el exterior, mejor situados, y notables
adelantos o de diseño en el interior.
En cuanto a los objetivos
publicitarios en función del ciclo de vida del producto se aplican de forma
diferente según la fase en que se encuentren.
·
Fase de introducción
·
Fase de crecimiento
·
Fase de madurez
·
Fase de declive
En la fase de introducción,
se aplicará lo siguiente: hay que dar a conocer el producto, realizar
demostraciones de prueba del producto, provocar una disposición hacia la compra
e involucrar al canal de distribución.
En la fase de crecimiento
se debe realizar: continuar dando a conocer las ventajas del producto, reforzar
los puntos fuertes del producto ya conocido, crear un hábito de compra entre
los clientes y dar a conocer el posicionamiento del producto en el mercado.
Llegada la fase de madurez,
lo más conveniente es la de publicidad de refuerzo del producto (impedir el
olvido), mantener actitudes positivas hacia el producto, mantenimiento del
hábito de compra (asiduidad de compra), y realizar un análisis del comportamiento del cliente.
Finalmente, en la fase de declive
conviene: reducción paulatina de la publicidad, creación de nuevas
utilizaciones del producto, análisis de comportamiento del cliente y promocionar
la compra repetitiva.
Visto lo que antecede, no es
factible la aplicación de técnicas de publicidad elegidas sin tener en cuenta
lo que se ha de publicitar. En el producto lo importante es el mismo, su
imagen, calidad y garantía, y el refuerzo que pueda aportarle la marca. Si
lleva aparejados servicios junto al producto, será aplicable incluirlos en la
publicidad, (mantenimiento, entrega, duración y extensión de la garantía, entre
otros), reforzando sus cualidades y mejorando la competitividad.
En las empresas de servicios lo
importante es resaltar la imagen, amplitud, horarios, localización y
comunicaciones, geografía abarcada y sobre todo, los servicios secundarios. Si
hablamos de un hotel, el servicio básico será el alojamiento, pero es muy
destacable en publicidad que tiene bar, piscina, restaurantes…
Y no olvidemos las estrategias ya
mencionadas para el ciclo de vida en se encuentre un producto, pues ya hemos
visto que no es lo mismo comunicar un producto que nace, en crecimiento, que uno
que se encuentra en su fase de madurez, (refuerzo del recuerdo), o en su fase
de declive, donde apenas se deberá invertir en publicidad salvo para
promociones del producto en esta fase, (3 x 2, regalos complementarios y
posibles vales descuento para cuando salga el nuevo producto que lo sustituirá.
Esperemos que este post pueda ser
útil como guía inicial antes de emprender un proceso publicitario en una empresa.
Al menos para intentar evitar errores inapropiados en la publicidad.
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