viernes, 29 de enero de 2016

Marketing y packaging

Puede resultarle raro a algunos el título del post de hoy, sin embargo es real y relativamente frecuente basar buena parte del marketing en el packaging en determinadas circunstancias.

En mis post recientes, desde el 65 al 67, he analizado el marketing sucesivamente, basado en el precio, en el producto y en el cliente. A menudo me preguntan cual es el mejor marketing aplicable, pero la respuesta no es sencilla, si bien la orientación al  cliente deber ser siempre la opción más adecuada, eso no quita para establecer otras estrategias, basadas en el precio y en el producto.

Si escribo hoy este post es porque basar el marketing en el packaging es una opción válida como estrategia de marketing, aunque está claro que es una derivación indirecta de tener como base el producto.

Ya decíamos en el post 66 que si la estrategia se ha de basar en el producto, deberá considerarse que nuestro producto sea de gran calidad, superior a la media o bien de cierta exclusividad, porque en caso contrario hay otros parámetros del marketing mix en los que basarse. Igualmente hemos de considerar que el soporte lógico de estrategias basadas en productos destacados proviene de dos factores fundamentales como son la presentación, (packaging), y los servicios que rodean a este tipo de productos.

Pero no sería justo dejar de mencionar que puede haber productos basados en el packaging que son de bajo coste. No es lo habitual, pero hay casos, y los veremos en algunos ejemplos.

En primer lugar, no parece necesario explicar la importancia de los envases, pues aunque la mayor parte de las veces tienen una vida muy corta, lo cierto es que a veces son imprescindibles al cumplir una serie de funciones, como la protección de producto, mejorar las posibilidades de almacenamiento si la forma es elegida correctamente, así como proporcionar información a los consumidores sobre el producto y cómo utilizarlo.

El packaging es necesario en muchas ocasiones, o siempre si consideramos packaging a algo más que una cubierta externa. Una lata de Coca Cola u otra bebida, a título de ejemplo, no necesita llevar un packaging externo, pero si deseamos que sea elegida por el consumidor en la estantería de un comercio, tendrá como packaging la propia lata, (obviamente eso es packaging, la bebida no viene sola), para atraer la atención, por lo que en este caso la lata será la que deba atraer la atención, por su decoración y presentación.

Consideremos las tres formas más habituales de packaging que existen. En una de ellas el producto va presentado tal cual es. Imaginemos una pastilla de jabón, tal cual, o incluso una barra de pan. No lleva packaging, y el producto está a la vista. En segundo lugar, vemos lo más habitual, que esa pastilla de jabón vaya recubierta por un envoltorio de papel, o las bebidas en un envase contenedor forzosamente, y que son aprovechables para describir el contenido o colocar cierta propaganda. En tercer lugar consideremos un tercer nivel, o sea la pastilla de jabón dentro de una caja de cartón. Esto se hace además por razones no solo de mejora de la imagen, sino por razones de almacenamiento y colocación homogénea en las estanterías de los comercios, por ejemplo.

Una vez conocidos estos niveles o tipos básicos de packaging, recordemos que la presentación de un producto posee la función de atraer la atención del consumidor y que cada producto tenga su propia identidad. Dicho de otra forma, el diseño de un producto no puede nunca olvidar el packaging, siempre en función del potencial cliente al que va dirigido. Recordemos que buena parte del proceso de compra lleva implícito un deseo subconsciente. En una compra primitiva y sencilla basta con ofrecer el producto, por ejemplo, el combustible para el coche. (Sólo el precio sería el referente a considerar, pero ese es el objetivo de otro enfoque). Pero más del 95% de las compras tienen un componente subconsciente, y ahí es donde entra de lleno el packaging. Una frase muy extendida es que el diseño vende. Aunque sea inicialmente, simplemente con el packaging un producto mediocre puede superar a las ventas de otro producto mejor pero menos atractivo. Otra cosa es que con el tiempo el producto mejor logre mejores ventas por su calidad que el mediocre.

Hemos hablado de que los productos de lujo son los mayores destinatarios de un buen packaging, dado que la compra de los mismos está fuertemente influenciada por un proceso de atracción potente y bien logrado. Esto es así, y lo seguirá siendo siempre, y el packaging casi siempre será del tercer nivel, es decir, producto, primer envase o cobertura y tercer envase. Si miramos el caso de los perfumes, el packaging intermedio es el más potente y costoso, el frasco, si bien la caja contenedora del mismo deberá mantener el grado de calidad esperado respecto al frasco, razón por la cual muchas veces en la caja se presenta una fotografía del frasco del perfume. También es muy frecuente que en los grandes almacenes estén las cajas de los perfumes y fuera de ellas algunos de los frascos contenedores, con sus maravillosos diseños y colores para ser vistos. Aunque decimos que la vida del packaging suele ser efímera, sin embargo es muy frecuente que las personas coleccionen frascos de perfume vacíos, precisamente por su bonito diseño.

Dejando de lado el consumo de productos de lujo, también debemos tener en cuenta que en los supermercados, por ejemplo, también tiene una alta importancia el packaging. El consumidor tiene ante sí una gran cantidad de opciones durante el rato en que se encuentra haciendo la compra y uno de los elementos más decisivos con los que cuentan las diferentes marcas para llamar la atención de los consumidores es el formato o el empaquetado final de sus productos. Aunque en la lista de la compra las personas suelen llevar claramente lo que quieren comprar, no es menos cierto que a veces algo nos llama la atención en los estantes del supermercado y cambiamos de marca “por probar”, impulso que en realidad ha nacido de esa presentación atractiva. (Independientemente de que muchos cambios de idea lo sean por el precio, que esto es un tema diferente). Por estas razones, por este margen de cambio posible, las marcas se esfuerzan en hacer que sus productos se presenten de una forma llamativa y que el packaging sea capaz de resumir el mensaje de la marca sobre ese producto. Dicho de otra forma, dentro del proceso de creación del producto se realizan bastantes análisis para encontrar la fórmula que logre que sea nuestro producto el que destaque sobre el resto y termine aterrizando en el carrito de la compra.  

Llegados a este punto, ¿a qué le dedica mayor atención el consumidor, al branding o al packaging? Algo difícil de contestar, porque en general hay personas muy “marquistas” y otras personas de compra más impulsiva. Lo de marquistas parece más frecuente en otro tipo de productos, y no en el supermercado, pero sin embargo hay personas adictas a una marca y otras por el contrario se inclinarán solo por la mejor oferta. ¿Y el packaging? Pues es determinante para ese grupo de personas que quieren probar siempre algo diferente, y nada mejor para hacer cambiar a una persona que un reclamo atractivo, como es el caso del packaging. Sólo si es muy atractivo logrará hacer cambiar a las personas adictas a una marca o producto. Estos datos están avalados por estudios del comportamiento del consumidor, donde nos dice que independientemente del precio, más de un 60% de usuarios se mueve por fidelidad a la marca, lo que nos deja casi un 40% restante capaz de ser convencido por el packaging. El precio suele ser muy importante, pero en casos de duda, un buen packaging resolverá a nuestro favor.

Es muy importante a la hora de elegir el packaging de  nuestros productos tener en cuenta cuales son las tendencias o modas actuales. Por ejemplo, es muy bienvenido por muchos usuarios el hecho de que se utilicen packaging ecológicos, que protejan el medio ambiente, si consideramos productos en general.

Si consideramos productos de alimentación, tener en cuenta que actualmente se lleva lo tradicional y lo ecológico, y si el producto reúne estas características, reflejarlo adecuadamente en los envases, tanto en el texto como en los dibujos gráficos o fotografías.

Como resumen, cabe deducirse que el packaging puede ser, y de hecho lo es, un elemento decisorio de primer orden, reforzando los atributos de la marca y del producto de cara a que el consumidor elija ese y no otra marca o producto.

Además de las explicaciones lógicas en este post sobre este marketing, he considerado muy conveniente matizarlos con ejemplos que aclaren porqué adoptar esta técnica. Un vistazo a este link nos ayudará a entender la importancia del packaging.



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