En cualquier tratado de marketing
que leamos, veremos que hay diferentes formas de segmentar el marketing, entre
las cuales encontramos el marketing relacional. Para mí que el marketing
moderno ha de ser siempre relacional. No siempre ha sido así, si lo llevamos al
máximo de purismo, si recordamos que en años pasados las comunicaciones de los
mensajes de marketing eran puramente direccionales. Yo envío el mensaje, digo
lo que tengo, y quienquiera que me lo compre. Esto era antes, cuando la oferta
era poca y la demanda mucha. Todo se vendía bien. Hasta que aumentó la oferta.
Visto desde un punto de vista
externo, la comparación del marketing relacional, más reciente en su
aplicación, con el marketing más tradicional, llamado 1.0, nos dice que el
marketing más clásico se basaba en el producto o servicio creado por la empresa
a priori, tenemos algo que hay que vender, y puede ser que
encaje o no con las necesidades del cliente.
En los tiempos más recientes, con
abundancia de oferta y demanda restringida, en parte por las continuas crisis,
en el marketing relacional el cliente es la base de medida, ya que
al fin y al cabo los productos o servicios deben basarse en las necesidades
reales del cliente. Por otra parte, en el marketing relacional al cliente no se
le vende, sino que él compra lo que realmente necesita, porque previamente lo habrá
dicho él mismo, y en ese diálogo hasta puede participar en el propio diseño de
los productos o servicios. Como vemos, la diferencia es abismal. El marketing
1.0 ofrece, proclama, divulga y espera respuesta. Y esto iba muy bien cuando
había poca oferta y mucha demanda, hace ya muchos años. Lo que se ofrecía era
esperado por los usuarios y lo adquirían. Cuando llegó el aumento de la oferta,
excesiva oferta incluso, y con una demanda que ahora duda mucho antes de
elegir, esa forma de comunicación ya no es válida.
El marketing relacional se basa
en que exista una auténtica relación entre empresa y cliente, de
manera que el cliente dice lo que realmente necesita, y la empresa
intentará proporcionárselo. Ahora
no se trata de conseguir clientes, sino de conservarlos y fidelizarlos, sobre
todo porque cuesta seis veces menos fidelizar a un cliente actual que conseguir un
cliente nuevo. La fidelización de los clientes se convierte en algo muy
importante, para lo cual se requiere una comunicación directa con el cliente,
conocerlo a fondo y elaborar ofertas personalizadas, ya que de
esta forma se aumenta la eficacia de los mensajes de comunicación.
Para lograr esto se necesita
dialogar con el cliente y elaborar unas bases de datos con la máxima
información posible de cada uno de ellos, así como un historial de las acciones
realizadas y sus resultados. De esta forma pasamos desde desarrollar campañas
en medios masivos con mensajes no diferenciados, a campañas basadas en ofertas
y mensajes dirigidos específicamente a cada tipo de clientes.
La importancia del marketing
relacional es tal que ha originado una aplicación informática específica para
el mismo. Se trata de los CRM, (Customer Relationship
Management) que, como se desprende de sus siglas en inglés, es un sistema de
control de las relaciones entre la empresa y los clientes. Inicialmente formaba
parte como un módulo más de los ERP, (Enterprise Resources Management), pero
pronto cobró una gran relevancia, hasta el punto de que constituyen una
aplicación independiente, y con un gran nivel de aceptación y crecimiento. Con
este tipo de soluciones la empresa se asegura que todos los contactos entre la
empresa y los clientes estén recogidos dentro de un mismo sistema, de forma que
puedan ser consultados en cualquier punto del proceso por cualquier persona de
la empresa, esté involucrada o no en estas relaciones. Recordemos que, de hecho,
en una orientación relacional toda la empresa, es decir, todos los empleados,
han de estar involucrados en las relaciones con los clientes.
Con este propósito se introducen
en las empresas los proyectos de CRM con todas las pautas posibles para cuidar
al máximo las relaciones cliente-empresa. Precisamente para que el departamento
de marketing no descuide nunca esas relaciones, y las maneje de la mejor forma
posible. Eso sin contar que el lograr un cliente nuevo es seis veces más caro
que la mayor inversión posible en el mantenimiento del que ya tienes.
Según definición de la empresa PriceWaterhouseCoopers
el CRM “involucra a las Tecnologías de la Información como motor para
satisfacer las necesidades de los clientes, reduciendo costes a lo largo del
tiempo y aumentando la productividad”.
Como complemento a todo lo
antedicho, posiblemente uno de los elementos más diferenciadores del Marketing
Relacional, aparte del cuidado de los clientes y de sus relaciones
individualizadas, es la importancia que se le concede al marketing posventa.
El enfoque incluye el conocer la
opinión del cliente sobre lo que ha adquirido, darle soporte sobre lo que pueda
necesitar adicionalmente, (instrucciones, ayuda complementaria, posibilidades
de mejora, actualizaciones, además de la garantía de la compra, regulada por
ley...), de forma que el cliente sienta que no solamente ha comprado, sino que
ha establecido un vínculo, lo que le hará ser constante y fiel con la empresa o
marca y, al fin y al cabo, si está satisfecho con lo que tiene, ¿para qué va a
cambiar?. Es un enfoque más humano, y de persona a persona, lo que le
convierte en más amigable y satisfactorio.
Las empresas tienen diversas
tipologías de clientes, y en algunos casos se encuentra el cliente que consume
gran cantidad de recursos de la empresa, compra poco y deja poco margen, y
siempre intenta negociar sacando el máximo provecho a su adquisición, lo cual
resultaría lógico si no fuese porque tratan constantemente de obtener mucho más
beneficio del correspondiente a la adquisición o compra realizada. Estos
clientes siempre deben ser examinados con lupa y posiblemente deberían ser
desechados, aunque nunca se hará sin efectuar un detallado análisis de las razones
de su comportamiento.
Un CRM puede ayudarnos a la
selección previa de clientes, o considerándolos a todos si fuese posible en una
primera etapa, para elaborar el plan de marketing relacional, que deberá
considerar puntos imprescindibles como los siguientes:
•
Buscar
los beneficios a medio y largo plazo (para empresa y cliente)
•
Buscar
el grado de satisfacción del cliente
•
Plan
de búsqueda constante de la satisfacción del cliente
•
Plan
para la mejora y de la calidad en las relaciones de forma continua
•
Crear
una auténtica relación bilateral con el cliente
•
Crear
un sistema dinámico y flexible para adaptarse a las circunstancias que vayan
surgiendo
•
Formación
de los empleados en este sentido
•
Ofrecer
el mejor servicio posible a los clientes seleccionados
•
Orientar
toda
la empresa hacia al cliente (en todos sus departamentos y empleados)
•
Personalización
de las acciones por cliente
Si quisiéramos hacer un resumen
de puntos de interés en el marketing relacional, llegaríamos a la conclusión de
que hay dos pilares fundamentales: la comunicación con el cliente, (que
siempre ha de ser bilateral), y la búsqueda de la satisfacción del cliente.
Por supuesto, preferiblemente de los clientes que merezcan ser considerados
como tales, en la selección previa realizada antes de la implantación del
marketing relacional.
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