En diversas ocasiones he oído
decir que las empresas deben adquirir una personalidad propia, una forma de
actuar, unos objetivos claramente definidos y los empleados adecuados para
lograrlos, y que luego funciona sola.
Realmente es así en gran medida,
pero no funciona sola. O al menos, no del todo. Porque mientras todo va bien,
todo parece ir sobre raíles, pero ¿y si ocurre algo intermedio?
Recuerdo cuando el otro día vi
pasar un rebaño de ovejas por un camino largo. En una buena parte del camino
transcurría por una carretera. Esto ocurre a diario, todos los días igual, con
las ovejas desde el redil hacia el lugar donde pastan cada día. Resulta
impresionante ver como todas van al unísono en la dirección marcada por el
pastor y, sobre todo, por las indicaciones que los perros van realizando en el
rebaño a cada instante.
Pero no todos los días son
iguales, ni todo el trayecto es idéntico en vicisitudes. En circunstancias
normales el rebaño funciona solo, como una empresa, Pero a veces aparece un
coche, o un tractor o un camión, que necesita utilizar la carretera. En este
caso, aparece el pastor que, con un par de silbidos a los perros, les indica
como quitar a las ovejas del camino, dejar pasar al vehículo e, inmediatamente,
vuelve todo a ser como antes, y de nuevo ves el rebaño dirigirse hacia su
destino. Mentalmente comparé el rebaño de ovejas con una empresa.
Mientras todo va bien, las ovejas
“se dirigen solas” hacia su objetivo. Es cuando se produce una variación cuando
es necesario realizar una acción correctiva en la rutina diaria.
En el rebaño, es el pastor el que
lleva la labor de vigilancia del camino, el que decide el cambio puntual en la
trayectoria o en las vicisitudes. En la empresa esa labor le corresponde al
marketing, porque es quién analiza el mercado, la competencia, los
precios y las condiciones generales del entorno. Y, por tanto, es el marketing
quien ha de avisar al CEO de los cambios. Es más, si las vicisitudes persisten
o empeoran, habrá de aconsejar, incluso, un cambio en el recorrido. La
respuesta debe ser rápida.
¿Porqué el marketing? Porque es
el departamento que está realmente alerta de cómo están las cosas ahí fuera. No
es un departamento en sí mismo, sino que aglutina toda la filosofía de la
empresa en cuanto a seguimiento de objetivos, avances en la dirección correcta
y logro de resultados.
Por eso el marketing debe
asesorar al director general, porque aunque para muchos ingenuos la empresa “rueda
sola”, pero aunque todo este conjunto, debidamente creado y engrasado funcione
adecuadamente, con el respeto hacia el valor de las labores de cada uno, lo
cierto es que los departamentos se miran al ombligo, siendo el departamento de
marketing el que vigila constantemente el exterior, de forma que ante cualquier
variación del mercado el pastor alerte a los perros, y los perros a las ovejas,
de que hay que variar la dirección.
Y todo esto ha surgido porque
esta mañana he visto pasar, a lo lejos, el rebaño de ovejas de todos los días,
con su perro y su pastor.
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