Hoy
es Navidad, (nochebuena esta noche), y al final ha creído que puedo tratar hoy
este tema, sin asociarlo al marketing al 100%, como el resto de los post, aunque rescatando
también para este blog lo que había escrito para otro de mis blogs.
El
origen del post nació al ver el número de tarjetas de felicitación navideñas,
(Christmas), que están este año sobre mi mesa, pues estoy mirando el número de tarjetas de felicitación navideñas que he recibido este año y sólo hay una. Hace un año fueron 20 y hace dos años se acercaban al centenar.
Este
año las que han sobrepasado con mucho el centenar son las felicitaciones
recibidas por medios electrónicos, bien sean por email o por la redes sociales.
Y yo mismo, este año hasta ahora no he enviado ningún Christmas por correo
ordinario, pero he enviado más de 300 felicitaciones de Navidad mediante
correos electrónicos y mediante los Social Media. Lo que llamamos en el argot como
mundo 2.0. Son felicitaciones frescas e instantáneas. Yo elijo el momento, y al
instante están disponibles ante los ojos de mis amigos en red.
Yo
pensaba que las celebraciones tradicionales como es el caso de la Navidad, son
las más reacias a ser engullidas por el sistema moderno. La cestas de Navidad,
(sobreviviendo como pueden a la crisis), y las tarjetas de felicitación,
acompañando, o no, a regalos navideños empresariales son un mundo difícil de
dejar. (Sobre todo si tenemos en cuenta que no se puede mandar un jamón
2.0).
Cuando
nació Internet sabíamos que había amanecido una nueva era. Pero entonces ni
llegábamos a comprender lo lejos que llegaría y lo que podría modificar nuestra
forma de vivir y, sobre todo, de interactuar con los demás.
Los
amigos internautas tal vez no sean el mismo tipo de amigo que nuestros amigos
de siempre, los ahora llamados 1.0, los del barrio, los del bar. Con estos
compartimos confidencias, los tenemos a nuestro lado, y están desde siempre.
¿Pero
qué estoy diciendo? Con los amigos internautas, los 2.0, a veces se comparten
más confidencias aún, y están tan a nuestro lado, que si tenemos insomnio y
necesitamos hablar, tecleando un poco en nuestro ordenador encontraremos uno de
nuestros amigos 2.0, que posiblemente estará en las antípodas, donde están
despiertos en nuestras horas de sueño, pero que es seguro que estará ahí, te
contestará y te ayudará en tus horas de insomnio.
Pensándolo
bien, a lo mejor no está tan mal lo del 2.0, lo de la nube, el Social Media y
todo eso. Y por eso en el marketing lo utilizamos de la misma forma que a nivel
particular.
Sin
embargo, aunque es posible que estos nuevos amigos virtuales están muchas veces
ahí, etéreos, una cosa es segura: no puedo tomarme un café con ellos ni
invitarles a comer porque no son tangibles la mayor parte de las veces. Están
en las nubes.
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