La
primera vez que tomé contacto con el marketing de permiso fue leyendo a Seth
Godin, (la Vaca Púrpura, Tribus…), en el que el autor comenta que el verdadero
marketing, y mucho más aún en el marketing 2.0, debe pedir permiso al usuario
antes de enviarles publicidad.
Según
Wikipedia, este sistema requiere que el potencial usuario conceda permiso
explícito para enviar un mensaje de promoción (por ejemplo, un correo
electrónico o solicitud de catálogo) o permiso implícito (por ejemplo,
consultar un motor de búsqueda). Con la evolución de Internet y los
dispositivos electrónicos móviles, es cada vez más utilizado por los
profesionales de la investigación de mercados.
Siguiendo
con Wikipedia, esta forma de marketing se basa en el principio de que los
consumidores primero deben dar su permiso (opt-in) en vez de manifestar su
rechazo (opt-out) después de que
la publicidad haya sido enviada. De esta forma se logra un uso más eficiente de
los recursos, ya que los mensajes no son enviados a personas que no están
interesadas en el producto. Es una técnica basada de alguna manera en la
orientación del marketing personal, es decir en el concepto de marketing
uno-a-uno, a diferencia de los conceptos masivos o a escala como la
segmentación del mercado o mercado objetivo.
Hace
poco hablaba en un post anterior sobre las “7 pes del marketing”, y apostillaba
que “todavía hay alguna P más a tener en cuenta”, y añadía, “sobre todo en el
marketing 2.0”. Obviamente, esta octava P es el permiso. Las otras 7 son: Producto,
Precio, Posicionamiento, Promoción, (estas son las 4 P’s clásicas), la Publicidad,
el Packaging y la de Previa. Previa, se refiere a que toda acción en marketing
requiere una investigación preliminar, o previa, que es un análisis que se
realiza sin que exista un producto real todavía, sino la idea del mismo.
En
definitiva, el permiso es una premisa necesaria para que un mensaje sea siempre
bien recibido. Ahora falta lo más importante: cómo conseguir el permiso.
Existen diversos métodos, siendo los más habituales el lograr, por ejemplo, sus
direcciones de email a cambio de algo, que generalmente es ofrecer descuentos,
descargas de algo que le interese al usuario, (juegos, programas, e-books,
suscripción gratuita a una revista electrónica, sorteos diversos).
Sin
embargo, el permiso obtenido por este intercambio no es una patente de corso
para enviar mails indiscriminados a ese usuario. El permiso se concedió para el
objeto del intercambio, (salvo que en las condiciones que pueden hacerte firmar
se diga que pueden disponer del mismo para enviarte todo lo que sea, y tu lo
hayas aceptado), y no para toda clase de envíos, lo que sería abuso.
Para
ello, además de aquel permiso inicial, ha de irse ganando paulatinamente la
confianza y el respeto de ese usuario, de forma que realmente desee que se le
envíen notificaciones, sin estar limitadas a una sola acción. De no lograrlo, a
ese usuario solamente se le puede contactar para la acción concreta para la que
se requirió el permiso. Este es el modo correcto de proceder, y el que evitará
que el usuario termine pidiendo que le des de baja en la base de datos. Por
tanto, hay que ser hábil y sincero para usar los datos de este usuario solo
para lo que se le solicitó, y lograr con acciones posteriores que te autorice a
usarlos más allá de la primera acción permitida.
Recordemos
que en el mundo 2.0 el marketing intrusivo tiene los días contados. A nadie le
agrada que un tercero entre en su privacidad, obligándole a dejar lo que está
haciendo para atender a una cosa que tal vez, lo más probable, lo le interesa
para nada. Es el defecto de la publicidad masiva. No hay un público objetivo
claro, sino un público objetivo amplio, sin discriminar, por lo que las
posibilidades de que lo que se le está ofreciendo de forma invasiva llegue a
interesarle en ese momento, son bastante bajas.
El
retorno de la inversión, por tanto, será bajo, pero si hay un permiso por
medio, lo que le envías a la persona es lo que realmente le interesa. Lo
adquirirá, o no, pero al menos sabremos que le interesa, que lo atenderá,
aunque luego no sea lo que realmente esperaba o no desee adquirirlo en ese
momento. El porcentaje de rechazos es muchísimo más bajo con el marketing de
permiso. Tanto es así, que ante una campaña de email marketing indiscriminada,
por ejemplo, el índice de respuesta, (retorno útil), es inferior a un 1%,
mientras que en mail de permiso se alcanzan niveles de retorno superiores al
20%.
En
estos casos, puede que el usuario no compre esta vez, pero al menos este
usuario te atiende, y está proclive hacia tu empresa o producto y posiblemente
comprará los productos que se le ofrecen en otra ocasión, siempre que se estén
respetando sus derechos y su permiso para la acción enviada.
Has
leído voluntariamente mi post de hoy de este Blog de marketing que tengo a
vuestra disposición, por lo que deduzco que tengo vuestro permiso para este
post. ¿No es así?
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